Un enorme ¡gracias, doctor! por tan excelente aportación.
Educación y Sanidad para un cambio que sí es posible.
Un mundo con Arrugas
La enfermedad de Alzheimer es una
enfermedad neurodegenerativa primaria, que suele aparecer a partir de los 65
años, aunque puede presentarse también en personas a edades más tempranas, y se
manifiesta en deterioro cognitivo y trastornos conductuales. La pérdida de una
sustancia química en el cerebro, la acetilcolina, básica para la interconexión
neuronal, afecta al individuo en distintos grados de sus actividades mentales
cuando éste padece Alzheimer.
Aunque la enfermedad fue diagnosticada
hace más de 100 años, desde hace treinta la Organización Mundial de la Salud
(OMS) considera como una prioridad mundial la investigación de este tipo de
demencia y el establecimiento de los protocolos de prevención, así como el desarrollo
de fármacos que frenen los efectos de esta devastadora enfermedad. El coste
social y económico de esta enfermedad se considera tan relevante, que todas las
naciones e instituciones de salud pública la consideran parte esencial de su
política sanitaria.
Actualmente, se estima que en
España hay cerca de 450.000 casos de Alzheimer, si bien diversos estudios
apuntan a que pueda haber varios miles más de casos no diagnosticados. Dada la
tendencia de envejecimiento demográfico, factor de riesgo para sufrir la
enfermedad, se estima que en el año 2025 en España habrá más de 500.000 personas
que sufran esta enfermedad y cerca de un millón en 2050. A nivel mundial,
estudios recientes indican un escenario que afectará a 60 millones de personas
en 2025 y 120 millones en 2050.
Estos datos reflejan la dimensión
que alcanzará esta enfermedad, no sólo por los efectos degenerativos sobre el
enfermo, sino por las consecuencias que implica para sus familias, a menudo
cuidadores de estas personas, que han de soportar un gran coste económico en su
cuidado diario y una gran dedicación, con el consiguiente desgaste personal que
ello supone (el síndrome del cuidador).
Es por ello, que existe un
interés inmediato en encontrar medicamentos que si no definitivos, detengan al
menos el proceso degenerativo del paciente diagnosticado. Simultáneamente a la
investigación científica, existen diversas herramientas contra la enfermedad de
Alzheimer que dependen del conjunto de la sociedad. Por un lado está la Prevención, importante en toda
enfermedad degenerativa, puesto que una detección precoz implica la posibilidad
de aplicar un tratamiento al paciente que frene el desarrollo de la enfermedad,
tanto con medicamentos actuales como otros que se vayan incorporando en el
futuro. Y por otro está la Educación,
que en el mundo de la salud no hemos sabido explotar estratégicamente de una
manera adecuada, por lo que hoy estamos muy lejos de obtener unos resultados
acordes a su potencial.
Y es en la educación en la que he de hacer hincapié
tras ver la película ARRUGAS. La
educación sanitaria es un elemento esencial para integrar a muchos enfermos, una
gran parte de ellos crónicos, en la sociedad. Como médico he de criticar que
hemos desarrollado un modelo sanitario en que ha primado más la inversión en la
Sanidad, ya sea Pública o Privada, que la Educación Sanitaria y Preventiva, cuyo
coste supone inversiones muy inferiores pero con un efectos y resultados muy
positivos, con los enfermos como grandes beneficiados.
Como se puede observar por los
datos, se trata de una enfermedad que afecta a millones de personas, a las que se
pueden unir otras enfermedades crónicas graves (cardiovasculares, mentales,
respiratorias, inmunológicas…); hay que tener en cuenta que en 2012 el número
de muertes por enfermedades crónicas a nivel mundial ronda los 40 millones.
Invertir tiempo en Educación
Sanitaria en los colegios ayudaría a comprender e integrar a las personas que
sufren una enfermedad grave, como pueda ser el Alzheimer. Los Programas de
Voluntariado entre los jóvenes no sólo ayudan a la comprensión sino a la
tolerancia hacia la enfermedad, y es una lástima que no se impulsen más, como sucede
en otros países. Quizás sea sólo mi impresión, pero solucionar estos problemas
no se puede llevar a cabo sólo con presupuestos públicos, y creer que con pagar
impuestos hemos contribuido a la solución. Los centros y medios adecuados son
fundamentales sí, pero integrar a estos enfermos en nuestras vidas sería el
paso definitivo en calidad de nuestra Política Sanitaria Global.
Como vemos en la película Arrugas, o en otras que han tratado la
enfermedad del Alzheimer, como Amor o
El Hijo de la Novia, etc., el cariño
y la comprensión de los familiares o amigos mejoran la calidad de vida del
enfermo.
En el caso de Arrugas, es el personaje de Miguel quien
hace de “cicerone” en una residencia para mayores al recién llegado Emilio, un
exbanquero con su mundo descolocado y que ha perdido toda su autonomía
personal. Miguel con su humor, paciencia y desafíos, consigue la integración de
Emilio en el centro y poco a poco que consiga asumir el proceso de su
enfermedad. Es la amistad entre ambos la que sirve de vehículo a Emilio para
enfrentarse a su enfermedad.
Nos les voy a contar la película,
les recomiendo que la vean, ya que la enfermedad que rodea a esa amistad nos
proporciona momentos cómicos y tristes, así como otros de gran generosidad y
humanidad. La calidad de la película y su valentía por tratar la enfermedad
como algo consustancial al ser humano, sin sensiblería, sino con elegancia y
dignidad, es de indudable mérito, a lo que se une que la historia de esta
hermosa y especial amistad nos es presentada en animación, formato que muchos
sólo asocian a la factoría Pixar-Disney.
Por ello, Arrugas podría ser considerada como un ejemplo de Cine Social y/o
Educacional, desde el punto de vista que antes apuntaba, ya que invita a la
esperanza que un enfermo pueda ser feliz, que su vida puede mejorar con la
acción médica, pero también con la humanidad, educación y tolerancia de todos
los que le rodean. Exhibir este tipo de películas o documentales con temática
médica y social sería una estrategia interesante a estudiar por parte de las Administraciones
con competencias en Educación y Sanidad, puesto que este formato podría ayudar
a conocer de una manera sencilla la realidad de muchas enfermedades que los
chicos tendrán que afrontar a lo largo de sus vidas.
Este tipo de propuestas, como la
película Arrugas y programas
educativos a través del cine, como el que he tenido la oportunidad de conocer,
desarrollado por personas como Mercedes Ruiz, “Educando al Futuro Espectador”,
tienen un enorme valor. Todos somos enfermos potenciales, y el tratamiento de
los mismos no se puede mecanizar, el componente humano es vital a la hora de
generarles una ilusión, una sonrisa y la esperanza necesaria para sobrellevar o
superar una enfermedad.
Espero que haya más cineastas y
profesionales en todos los sectores socioeconómicos que hagan conocer toda
enfermedad grave a la sociedad, muchas veces desconocidas para la el gran público,
hasta el punto que la mayoría de las personas que la sufren y sus familias se
sienten solas e ignoradas, perdidos a su suerte. Hay una alternativa para todos
estos enfermos: ellos pueden y deben formar parte de nuestras vidas, no
perdiendo su valor personal y profesional por padecer una enfermedad, han de poder
sentir ilusión por vivir a pesar de todas las dificultades y tener cierta
autonomía.
La esperanza de vida ha aumentado
ostensiblemente, y con ella el riesgo de sufrir enfermedades graves a pesar de
los avances médicos. Si entre todos conseguimos, con tolerancia y comprensión, que
estas personas permanezcan integradas en nuestra sociedad estaremos dando un
ejemplo de madurez social, ya que evitaremos personas disfuncionales o
aisladas, y estaremos facilitando su día a día. No olvidemos que mañana,
cualquiera de nosotros, podríamos convertirnos en uno de estos enfermos.
Dr. Alfonso Chinchilla Moreno
Presidente de la Sociedad
Madrileña de Psiquiatría
Twitter: @AlfChinchillaM