La emoción está donde se la busca, a veces uno o una sin buscar, encuentra.
Yo me encontré con el cine y su emoción, gracias a una cuenta de twitter @londones y desde entonces (hará ya 8 meses) ando feliz, en septiembre cumplo.
En septiembre nos conoceremos algunos de los y las que tenemos un cero en conducta, ya sabéis... la recuperación.
Hasta entonces pasarán cosas, muchas cosas.
Una de ellas es el debate que durante esta semana tiene lugar "on line" sobre:
Mañana, martes, 21 de agosto a las 17 h. (en Colombia a las 10h) debatiremos "en vivo" con dos conocidos conocedores de las dos: Rafael Bisquerra y Cecilia Oubel.
Yo estaré allí (salvo estropicio o despiste -me pongo aviso aquí y allá-).
Mientras tanto hay un foro abierto para aportar lo que se pueda y quiera y así ir "abriendo boca".
Bien, como a mí me gustan ambos dos conceptos (se que son algo más) y como la menda no calla ni "bajo el agua" (dicen las malas lenguas)...
Voy, voy y digo, escribo alguna cosilla no se si útil pero, ahí queda:
Tal vez esta cosa no será más que un panfleto, ya
disculparéis, servidora no tiene estudios referidos a esta rama del saber de la
escritura y la emoción.
Me he ejercitado, eso sí, en la lecto-escritura y la dicción
y he procurado ponerle interés.
Sí, le he puesto interés a esto de la educación, enseñanza,
clases, instituto, concursos, proyectos, premios, día a día, efepé, eso, aquello
(iba a poner más allá, pero no va aquí).
Cuando me refiero a “aquello”, entended que es esto y esto
es lo único importante.
Lo importante es el interés, interés por esto y aquello.
En “mi” clase (que osadía) sabemos lo que es el interés (el
precio del dinero), ahora ya lo sabe todo el mundo y a mí me gusta, pero este
es otro asunto, otro interés.
Y cuando este “relatito” iba a coger una deriva preciosa que
unía interés con pasión y ésta con emoción (que es lo que manda el guión), va
la Real Academia de la Lengua Española y me dice y os dice (ilusos) que no hay
otro interés que el material, pecuniario y que nosotros, locos altitos, que nos
las damos de enseñantes, educadores, transmisores de saberes y emociones
estamos más “pallá” que otra cosa.
Y nosotros (algunos de nosotros y nosotras) ya lo sabíamos y
nos gusta, en cierta manera nos aleja de la realidad y con esta perspectiva le
quitamos hierro y la manejamos un poco mejor.
Bueno, dejo pues el interés y me inclino por la pasión.
Esta vez el currículum no me ayuda y he de tirar de esto que
tengo sobre mis hombros, sin pensar (que eso es malísimo para la salud), me
pasa por ahí Antonio Gala y no es eso lo que busco. Y luego un joven de 33
años, tampoco.
Y otra vez el diccionario me decepciona, toda una media vida
malentendiendo un sustantivo ¡que cosas!
Tendré (lo presentía) que hacer caso a las directrices de
los que saben.
Emoción, emoción es la palabra, las 335 desperdiciadas pero
necesarias para llegar hasta aquí ¡no juzguéis! Os estoy viendo (emoticón de
sonrisa).
La emoción, para cumplir con los requisitos debe:
Alterar el ánimo: si estás de una manera, pasas a estar de
otra.
Hacerlo de forma intensa y pasajera: Con ganas pero sin
pasar de estar a ser.
Agradable o penosa: Ríes o lloras (también se permite
sonreír, asustarse, conmoverse y otras acciones que no quiero mentar, y menos
escribir, no sea que otra vez el diccionario me contradiga).
Acompañada de cierta conmoción somática: No se, no se. ¿Serán
lágrimas, hipo, mocos (disculpad), alteración de ritmo cardiaco, sueño (dormir,
soñar, nunca morir)?
Y a mí, como casi siempre, me gustan las segundas partes,
las segundas oportunidades, los actores secundarios (que ésto va de cine) y por
lo tanto me quedo con:
2. f. Interés expectante con que se participa en algo
que está ocurriendo.
Se parece a lo que uno o una (a lo mejor más) sienten a veces en el cine, ¿no?
Así pretendo estar yo ante la vida y sus quehaceres.
Y después de escribir la frase anterior, que cerraba de
forma magnífica esta serie de “palabras arrejuntadas”, me pregunto:
¿Expectante?
Y me respondo ¡no!
Que el que “expecta”, desespera.
¡Luces, cámaras, (emoción) y acción!